La propuesta de la Arquitecto Rocío Oria «se adecua a las dos fases exigidas para mantener el edificio de infantil mientras se construye el C2»,  lo cual se ha considerado óptimo por su mejor estado de conservación, por poseer el mismo número de aulas y por su posición más cercana al acceso existente  en fachada. Así mismo, al ocupar menos que el de primaria y situarse próximo a la cabecera, se libera más espacio para las obras del nuevo centro, permitiendo incluir en la primera fase todo el Centro escolar incluidos el comedor y el gimnasio.

El conjunto es un edificio que integra la zona de juegos en su interior y que se adapta con precisión a su entorno más inmediato. Todos los porches se encuentran concentrados en la zona central y comunicados visualmente, aunque no físicamente, a través del vestíbulo de acceso.

Resulta un edificio que huye del estereotipo de bloque compacto único con dos alturas y apuesta por una mayor riqueza en su composición, combinando volúmenes de una y dos alturas pero diferenciados, con el gimnasio, comedor y porche en cabecera.

Respecto a la imagen se proponen acabados neutros, el blanco combinados con zócalos de color más oscuro tipo pizarra junto a las zonas de juegos.

Ingesa-Colegio-Bujalance